• Opinión:

 

EL COMBATE MILITAR AL NARCOTRÁFICO, ¿PEOR EL REMEDIO QUE LA ENFERMEDAD?

 

Por Martín Carlos Ramales Osorio/APIM.

¿El combate policiaco y militar al narcotráfico ha resultado efectivo para minimizar, que no resolver completamente, los problemas suscitados por la producción, venta y consumo de drogas, así como el trasiego al vecino del norte en donde encuentran un mercado bastante rentable? En 2006 Felipe Calderón Hinojosa decidió emprender una lucha frontal contra los distintos cárteles de la droga; y decidió combatirlos con el ejército y la marina, y en menor medida con policías federales.

¿Cuál es el balance al respecto después de poco más de una década de implementada dicha estrategia? ¿Han disminuido el número de cárteles, la producción y el consumo de estupefacientes, así como diversos delitos relacionados con las drogas? Resulta difícil aseverar que esta estrategia ha sido exitosa.

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  • ¿Una Guerra Fallida?.
  • Desde el punto de vista de la teoría económica ortodoxa (en la que se educaron los tecnócratas priístas y panistas que han mal gobernado el país) el combate policiaco y militar al narcotráfico se traduce en una disminución de la oferta de drogas; ante una demanda de drogas inelástica (ya que el consumo disminuye muy poco ante el incremento del precio provocado por la disminución de la oferta, ya que para el adicto la droga le es muy necesaria), los ingresos totales por ventas de los narcotraficantes considerados en conjunto aumentan.

    El negocio de las drogas se hace más rentable, se vuelve más atractivo. En consecuencia, la lucha por el negocio entre los distintos cárteles de la droga se vuelve más encarnizada, más violenta, más virulenta. Lo cual se puede constatar casi a diario al leer las noticias en Internet o en periódicos impresos, así como al encender la televisión o la radio. En edición electrónica del periódico español El País (2018/01/09, www.elpais.com) es posible, a guisa de ejemplo, leer lo siguiente: “La violencia avanza sin freno en México. La cifra de homicidios rebasa los 200 casos durante los primeros nueve días de enero, según los reportes de medios locales. Ajustes de cuentas entre grupos criminales, “narcodisputas”, robos con violencia, enmarcan el reguero de cuerpos y sangre que han teñido de rojo el país. Las entidades mexicanas de Guerrero, Baja California Sur, Colima y Chihuahua han concentrado la violencia de las últimas horas”.

    Según el documento “Cifras de homicidio doloso, secuestro, extorsión y robo de vehículos 1997-2017” (http://secretariadoejecutivo.gob.mx/docs/pdfs/cifras%20de%20homicidio%20doloso%20secuestro%20etc/HDSECEXTRV_062017.pdf ), del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre 2007 y 2016 se registraron 176 mil 369 homicidios dolosos como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico emprendida por el gobierno de Felipe Calderón. De ese total, 104 mil 794 (59.4%) se registraron durante el mandato de Calderón, y 71 mil 575 (40.6%) durante los primeros cuatro años de Peña Nieto. El sábado pasado, 20 de enero, el SESNSP dio a conocer el número de homicidios dolosos ocurridos en 2017: 29 mil 158 víctimas. De esa manera, en once años de guerra contra el narco la cifra de homicidios dolosos supera la cifra de 205 mil almas humanas: 104 mil 794 registradas durante el calderonato y poco más de 100 mil registradas en lo que va del peñato. Tan sangriento el panista como el priísta.

     

    Homicidios

    Otro ejemplo más del fracaso de esta estrategia de lucha contra los cárteles de la droga es el siguiente: con Vicente Fox había siete cárteles (del Golfo, de Sinaloa, de Juárez, de Tijuana, de Oaxaca, de Colima y del Milenio) con presencia en 29 entidades federativas del país; con Felipe Calderón se registró un reacomodo importante como resultado de su guerra emprendida contra las drogas que desató una lucha encarnizada propiciando la desaparición de los cárteles del Golfo, de Oaxaca, de Colima y del Milenio y el surgimiento de los muy violentos y sanguinarios cárteles de los Zetas, los Caballeros Templarios, de los Beltrán Leyva y la Familia Michoacana (en términos netos, el número de cárteles se mantuvo en siete con presencia en 24 entidades federativas del país, cinco entidades menos que en el gobierno de Vicente Fox). Durante el mandato de Peña Nieto, pretendió resurgir el cártel del Golfo y surgió el Cártel Jalisco Nueva Generación, un cártel sumamente sanguinario y cruel con presencia en ocho entidades federativas del país: Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán, Guanajuato, Guerrero, Morelos y la Ciudad de México (El País, https://elpais.com/especiales/2016/guerra-narcotrafico-mexico/).

    Ni que decir de los 11 mil 857 secuestros, las 56 mil 649 extorsiones, los 493 mil 185 robos de vehículos con violencia y 1 millón 413 mil 694 robos de vehículos sin violencia, registrados por el SESNSP para el periodo 2007-2016. Los homicidios y los delitos vinculados a la guerra contra las drogas estratosféricos, reveladores del fracaso de la estrategia iniciada con Calderón y continuada por Peña Nieto. Y eso sin mencionar las ejecuciones extrajudiciales, los feminicidios, los asesinatos de periodistas y las narcofosas que se han descubierto en distintas partes del país. El combate policiaco y militar al narcotráfico se puede resumir en cinco palabras: totalmente ineficaz y sumamente sangriento.

     

    mramales2000@yahoo.com.mx